Mitos y verdades sobre el agua con limón

Todos los que nos hemos puesto a leer cosas por internet sobre dietas, salud y temas relacionados hemos llegado a páginas en las que se mencionan múltiples beneficios del agua con limón. Vamos a ver qué de cierto tiene cada uno de ellos [1].

“ El agua con limón desintoxica el cuerpo”

Todas aquellas teorías sobre la necesidad de hacer una desintoxicación del cuerpo parten de un profundo desconocimiento de la fisiología del cuerpo humano. Nuestro cuerpo no necesita hacer un “DETOX” porque tiene órganos extremadamente eficientes que se encargan de “limpiar” nuestro interior. Aunque sí que es cierto que en algunos modelos animales, nutrientes y compuestos bioactivos (como el sulforano de las crucíferas y, lo que aquí nos interesa el limoneno, una molécula presente en el limón) pueden ayudar con efectos sobre ciertas enzimas hepáticas, las dosis o las implicaciones de esto en el cuerpo humano son desconocidas [2].

Por tanto: no está claro que el limón pueda tener algún efecto de desintoxicación sobre el cuerpo humano. Como mucho, podemos afirmar que en modelos animales se ha sugerido un posible mecanismo a través del cual una molécula presente en los limones podría ayudar al hígado en sus funciones de desintoxicar el cuerpo.


“El agua con limón ayuda a perder peso”

En varias de las mil “dietas milagro” y tan poco saludables que existen, se promueve la ingesta de una cantidad ridícula de calorías (o directamente no comer) y beber agua con limón solo o mezclado con otros ingredientes. Esta claro que, dejando de comer, la gente va a perder peso rápidamente, aunque no de la manera deseada; pero ¿tiene algo que ver el limón? El peso que se pierde en este tipo de dietas durante los primeros días es principalmente agua, y el agua con limón no tiene nada que ver en esta pérdida, sino que viene dada por la depleción de las reservas de glucógeno, pues cada gramo de glucógeno contiene aproximadamente 3 gramos de agua). Cuando vuelvas a comer de manera normal, el glucógeno volverá a llenar esas reservas acompañado del agua, y la báscula volverá a donde estabas al principio.

Por otro lado, sí que existe evidencia que muestra que en adultos (no en jóvenes), el beber más cantidad de agua conlleva una menor ingesta calórica [3,4]. En este sentido, si nos gusta el agua con limón, el beber algo agradable puede hacer que ingiramos más cantidad de líquido y, por tanto, comer menos de forma inconsciente. Aquí, de nuevo, hablamos de simples hipótesis, sin estudios que las respalden.

Finalmente, algunos estudios en modelos de ratón sugieren que compuestos fitoquímicos del limón podrían incrementar la oxidación de ácidos grasos y prevenir la obesidad [5] pero no sabemos si esto se traduciría en un efecto notable en humanos.

¡Ah! Y está claro que, si te preparas una limonada sin azúcar y lo bebes en lugar de un refresco azucarado, lo notarás en tu peso y en tu salud. Pero no os confundáis, pues no es un efecto derivado de beber agua con limón, sino de dejar de beber otras bebidas no saludables.

Por tanto: el agua con limón no tiene un efecto comprobado en la pérdida de peso, pero puede ayudarnos a beber más agua y, en adultos, esto puede traducirse de forma indirecta en un menor consumo calórico.


“ El agua con limón alcaliniza la sangre”

El tema de las dietas alcalinas también da para un post único, pero aquí simplemente mencionaré que, de nuevo, el cuerpo tiene mecanismos para mantener el pH interno regulado y dentro de un rango, que difícilmente se alterará en función de lo que consumimos (y menos mal). No solo el cuerpo mantiene el pH dentro de ese rango, sino que incluso en esos límites, el agua con limón no tiene ningún efecto significativo.


“El agua con limón ayuda a hacer la digestión”

Una de las secreciones imprescindibles para hacer una buena digestión son los ácidos biliares, secretados por la glándula biliar al intestino delgado. Tienen un papel importante en la motilidad intestinal y facilitan la absorción de ácidos grasos y vitaminas liposoubles. El zumo de limón parece que puede incrementar esta secreción biliar, pero no esta claro qué efecto tiene esto sobre la digestión. ¿Por qué? Pues porque nuestra glándula “es muy lista” y ella misma regula la cantidad de ácidos biliares que necesitamos dependiendo de la comida ingerida. Si esta glándula falla, difícilmente se solucionará tomando un vasito de limonada.

También se afirma que el ácido cítrico que encontramos en el zumo de limón puede ayudar en la digestión por sumarse al ácido de nuestro estómago. Además de que no existen estudios que respalden esta idea, de nuevo las células del estómago encargadas de secretar el ácido saben muy bien lo que tienen que hacer, y si sufrimos de hipocloridria estomacal, no se va a solucionar tan fácilmente.

Algo que sí que es cierto es que las comidas ácidas pueden retrasar el vaciado del estómago y esto puede resultar en una mejor absorción de micronutrientes y una absorción más lenta de carbohidratos [6,7]. Sin embargo, esta hipótesis no se ha testado específicamente y no sabemos si ocurre de verdad.

Por último, se escucha también hablar del contenido en fibra del agua con limón. No es cierto. Los limones contienen fibra, pero si no te comes el limón entero (con piel incluida, y espero que no lo hagas), no vas a conseguir ingerir una cantidad de fibra notable por beber un vasito de agua con limón, hay opciones mucho mejores.

Por tanto, es posible que el zumo de limón retrase el vaciado gástrico reduciendo la glucosa postprandial y mejorando la absorción de nutrientes, pero actualmente no existe evidencia para afirmar que el agua con limón mejora la digestión.


“El agua con limón previene el resfriado”

Esta afirmación está basada en el contenido en vitamina C de los limones. Sin embargo, no está claro que la vitamina C pueda reducir la frecuencia de resfriados, sino su duración, y solo cuando se suplementa de forma adecuada y en dosis que son demasiado altas como para obtenerlas a partir de limones [8]. Lo que sí que es cierto es que otros componentes del limón pueden influir positivamente en nuestro sistema inmune. Por ejemplo, un estudio en roedores demostró que el limoneno puede mejorar la función de las células fagocíticas [9]. Que estos beneficios sean extrapolables a humanos todavía está por ver.


“El agua con limón es buena para los cálculos renales”

Los limones contienen una cantidad sustancial de ácido cítrico [10] y un derivado, el citrato, combinado con el calcio en los riñones puede prevenir la formación y reducir el crecimiento de oxalato cálcico y fosfato cálcico. Así, las personas que tienen un contenido bajo en citrato en la orina (hipocitraturia), tienen mayor riesgo de sufrir de piedras en los riñones [11]. El consumo de agua con limón (concretamente 85mL) incrementa el contenido urinario de citrato, y aunque el efecto en los cálculos renales no ha sido testado específicamente, podría ser similar al que se obtiene del tratamiento con citrato de potasio [12].


“El agua con limón ayuda a combatir el cáncer y enfermedades cardiovasculares”

Como hemos dicho, los limones contienen varios fitoquímicos, y estos pueden afectar algunos procesos relacionados con el cáncer y enfermedades cardiovasculares. Pero la evidencia mecanística muchas veces se traduce en resultados desalentadores en humanos, como es el caso de la vitamina C para enfermedad cardiovascular [13]. Además, cuando un compuesto muestra buenos resultados en humanos, esos beneficios pueden no ser extrapolables a alimentos que contienen dicho compuesto. Es el caso de la hesperidina de los limones, que en dosis de 500mg ha mostrado reducir la presión arterial y factores inflamatorios [14], pero el contenido de esta molécula en el zumo de limón es muy inferior a dicha dosis [15]. Por ello, se ha visto que el consumo de zumo de limón no tiene ningún efecto en la presión arterial o los lípidos sanguíneos [16]. Por lo tanto, podemos decir que el zumo de limón no contiene cantidades suficientes de fitoquímicos como para obtener algún efecto curativo o profiláctico.

Por último, nunca debemos olvidarnos de los potenciales efectos adversos en aquello que estamos valorando. En el caso del agua con limón, existe algo que se debe mencionar: la erosión del esmalte dental. La acidez del zumo de limón puede suavizar y erosionar el esmalte de los dientes [17,18]. Si te gusta tomarla y quieres minimizar este efecto perjudicial, puedes tomar algunas precauciones. Por ejemplo, evitar lavarte los dientes poco después de beberlo; o masticar chicle sin azúcar que, al aumentar la salivación bucal, ayuda a neutralizar esa acidez [19].

Figura 1: Mitos y verdades sobre el agua con limón.

¿Entonces? Pues bien, como conclusión podemos decir que el limón es una fruta, y como fruta, es un alimento saludable. Como cada fruta, los limones tienen un perfil de fitoquímicos único [20] y se caracteriza, sobre todo, por su acidez, el contenido en citrato y la baja cantidad de azúcar. Beber agua con limón puede contribuir a tu consumo de micronutrientes, pero la cantidad de micronutrientes que vas a tomar con un consumo razonable de agua con limón es pequeña. Esto hace que los resultados de estudios en los que se prueba el efecto de dosis elevadas de fitoquímicos presentes en el limón no sean extrapolables. Si te gusta el agua con limón, tómala, pero siendo consciente de que actualmente no está claro que el limón sea mejor que cualquier otra fruta, y ten en cuenta el cuidado de tus dientes. Eso sí, podemos terminar mencionando que para algunas personas, el comenzar el día tomándose un vaso de agua con limón puede suponer un acto de cuidado de su salud, que les haga mantener unos buenos hábitos y comenzar el día realizando una acción en este sentido. Una vez más, el efecto placebo o los efectos psicológicos de una acción no deben menospreciarse. Lamentablemente, no existen estudios científicos sobre este impacto del agua con limón en la salud.

BIBLIOGRAFÍA

  1. «Lemon water: is it good for you?,» Examine.com
  2. Perez V, Alexander DD, Bailey WH. Air ions and mood outcomes: a review and meta-analysis, 2013. BMC Psychiatry.
  3. Dennis EA, et al. Water consumption increases weight loss during a hypocaloric diet intervention in middle-aged and older adults, 2010. Obesity
  4. Van Walleghen EL, et al. Pre-meal water consumption reduces meal energy intake in older but not younger subjects, 2007. Obesity.
  5. Davy BM, et al. Water consumption reduces energy intake at a breakfast meal in obese older adults, 2008. J Am Diet Assoc.
  6. Cherng SC, et al. Acceleration of hepatobiliary excretion by lemon juice on 99mTc-tetrofosmin cardiac SPECT, 2006. Nucl Med Commun.
  7. Müller M, Canfora EE, Blaak EE. Gastrointestinal Transit Time, Glucose Homeostasis and Metabolic Health: Modulation by Dietary Fibers, 2018. Nutrients.
  8. Hemilä H, Chalker E. Vitamin C for preventing and treating the common cold, 2013. Cochrane Database Syst Rev.
  9. Kamboh AA, et al. In vivo immunomodulatory effects of plant flavonoids in lipopolysaccharide-challenged broilers, 2016. Animal.
  10. Penniston KL, et al. Quantitative assessment of citric acid in lemon juice, lime juice, and commercially-available fruit juice products, 2011. J Endourol.
  11. Zuckerman JM, Assimos DG. Hypocitraturia: pathophysiology and medical management, 2009. Rev Urol.
  12. Phillips R, et al. Citrate salts for preventing and treating calcium containing kidney stones in adults, 2015. Cochrane Database Syst Rev.
  13. Jenkins DJA, et al. Supplemental Vitamins and Minerals for CVD Prevention and Treatment, 2018. J Am Coll Cardiol.
  14. Homayouni F, et al. Blood pressure lowering and anti-inflammatory effects of hesperidin in type 2 diabetes; a randomized double-blind controlled clinical trial, 2018. Phytother Res.
  15. Gattuso G, et al. Flavonoid composition of Citrus juices, 2007.
  16. Uçan F, Ağçam E, Akyildiz A. Bioactive compounds and quality parameters of natural cloudy lemon juices, 2016. J Food Sci Technol.
  17. Aslani N, et al. Effect of Garlic and Lemon Juice Mixture on Lipid Profile and Some Cardiovascular Risk Factors in People 30-60 Years Old with Moderate Hyperlipidaemia: A Randomized Clinical Trial, 2016. Int J Prev Med.
  18. Bartlett DW, et al. The association of tooth wear, diet and dietary habits in adults aged 18-30 years old, 2011. J Dent.
  19. Grando LJ, et al. In vitro study of enamel erosion caused by soft drinks and lemon juice in deciduous teeth analysed by stereomicroscopy and scanning electron microscopy, 1996. Caries Res.
  20. Fröhlich S, Maiwald HJ, Flowerdew G. Effect of gum chewing on the pH of dental plaque, 1992. J Clin Dent.

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Marta Castroviejo

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